Son comunidades rurales concentradas caracterizadas por tener un casco municipal, con una población inferior a 2 500 habitantes, en la que se encuentran algunos servicios públicos como escuelas, iglesias, centro de salud, “ayudantía municipal” y/o casa ejidal, etc. La distancia entre la mayoría de las viviendas es menor a los 100 metros. Tienen limitaciones de recursos, pues están alejadas de una ciudad o centro urbano, lo que se agrava por la falta de caminos y transporte adecuado para abastecerse de materiales y productos. Tienen escasa disposición de agua, ya que la precipitación pluvial está limitada a menos de 6 meses al año; los cuerpos de agua más cercanos son de dimensiones pequeñas y/o con caudal reducido o bien están contaminados. Su manto freático está a gran profundidad y las características del suelo son principalmente rocosas, lo que dificulta la extracción del líquido, generando altos costos. Estos poblados se encuentran en estados como Durango, Chihuahua, Baja California Norte y Sur (SEMARNAT 2016).
La experiencia de SARAR suele indicar que no tienen sentido de comunidad ni cohesión social; no tienen prácticas de trabajo conjunto, gratuito o de intercambio, en beneficio de la comunidad. En ocasiones, no son capaces de identificar sus necesidades y esperan soluciones externas poco realistas, con expectativas no adecuadas a las condiciones de su realidad socioeconómica y que no corresponden a las características geohidrológicas de su entorno, sino a modelos externos de “modernidad” y “desarrollo”, que adquieren por influencia de los medios de comunicación. No tienen disposición a participar, ni interés de aprender y desarrollar nuevas capacidades. Tampoco están abiertos a conocer nuevas tecnologías, lo que dificulta aún más las posibilidades de apropiarse de ellas. Presentan dificultades para asumir compromisos de trabajo o representatividad.
Abajo se presenta una selección de sistemas de agua y saneamiento que pueden ser apropiados en situaciones como esta, sin embargo, antes de tomar una decisión de cuál sistema seleccionar, usted debe llevar a cabo un proceso participativo con la comunidad, considerando además la viabilidad técnica, la infraestructura existente, la viabilidad ambiental, la disponibilidad de recursos económicos y materiales, y las capacidades necesarias para la operación y mantenimiento. La cosecha de agua de lluvia, como una opción de abastecimiento complementaria, es uno de los sistemas de abastecimiento de agua más recomendados en este tipo de escenario. Al no contarse con capacidades ni recursos, no se recomiendan sistemas de abastecimiento que requieran bombeo mecanizado ni tratamiento centralizado. Cuando la fuente de agua se encuentra ubicada en un punto más elevado que la población (aguas arriba) y se sabe que la calidad del agua es buena, el sistema de abastecimiento adecuado es el sistema comunal por gravedad sin tratamiento, sin embargo, se requerirá de una gestión comunitaria. Si se desconoce la calidad del agua o se sabe que no es buena, es preferible implementar un sistema de aprovechamiento de fuentes pequeñas con acarreo manual en varios puntos del poblado, asegurando el tratamiento y manejo seguro en el hogar. En el caso de saneamiento, se recomienda el sistema de cámara simple utilizando la opción del Sanihuerto/ArborLoo, pues el cubrir la cámara y plantar un árbol evita el contacto de los pobladores con el material fecal, además proporciona fuentes adicionales de alimentación. Otra recomendación es el sistema de cámara sin agua ni producción de lodos pues esta opción también da la oportunidad de utilizar los humos como acondicionador del suelo. Debido a la falta de capacidades y recursos en este tipo de comunidad no es recomendable otro sistema de saneamiento.