Este sistema se refiere a soluciones individuales o multifamiliares dirigidas al aprovechamiento de pequeñas fuentes de agua, como las aguas subterráneas de poca profundidad y manantiales. En el primer caso, el agua se conduce a la superficie por bombeo de agua manual, y se transporta de la fuente a los puntos de uso por acarreo manual. También se pueden utilizar bombas mecánicas, pero se debe tener el cuidado de no extraer agua desmesuradamente hasta extenuar la fuente, sobre todo en casos con escasez de agua que corresponden a los siguientes escenarios: casas dispersas con recursos y capacidades; poblados de hasta 2 500 habitantes con recursos y capacidades; casas dispersas sin recursos y capacidades; y, poblados de hasta 2 500 habitantes sin recursos y capacidades. En ambos escenarios de poblados se recomienda un tanque de almacenamiento intermedio comunitario, relativamente pequeño, gestionado por la comunidad. En el caso de manantiales, las familias obtienen el agua a través de sistemas de cámaras de captación de manantiales de gravedad o artesianos, y transportan el agua con acarreo manual.
Al seleccionar el lugar de perforación del pozo, tanto excavado como perforado, la comunidad o familia debe asegurarse que el agua por extraer no esté contaminada. Lo ideal sería realizar un análisis de la calidad del agua para comprobar que no exista contaminación, ya que elegir bien la situación del pozo puede reducir las posibilidades de contaminación de modo significativo. La excavación o perforación del pozo debe estar situada cuesta arriba de las posibles fuentes contaminantes como son: vertidos de aguas negras, infiltración de resumideros, pozos ciegos y fosas sépticas averiadas, así como residuos industriales o agroquímicos; es decir, el pozo debe estar en sentido opuesto al que corren las aguas contaminadas. Se debe evitar que los escurrimientos de agua superficial caigan al interior del pozo, ya que aumentan el riesgo de contaminación al arrastrar sustancias, especialmente durante la época de lluvias. Lo más recomendable es ubicar el pozo en un pequeño montículo, lo que evitará que entre agua superficial contaminada, y además anillar y sellar el pozo para evitar filtraciones de otros contaminantes. También es importante hacer un brocal de piedra, cemento o ladrillo, para prevenir accidentes como derrames de substancias e incluso caída de personas y animales a su interior. Aunque el riesgo de contaminación por actividades humanas es menor mientras más profunda es la capa freática, también hay que tomar en cuenta que puede haber contaminación por metales pesados como arsénico, o elementos químicos naturales como el flúor, a mayor profundidad. La extracción puede hacerse con diversos métodos mecánicos como, por ejemplo: bombas mecanizadas o bombas por fuerza humana, como de pedal con mecanismos de bicicleta (LÓPEZ et al. 1998).
En relación con los manantiales, como fuentes comunitarias (TARBUCK y LUTGENS 2005), una buena protección es esencial, para impedir que se infiltren aguas de lluvia o superficiales; y para ello, una opción es que se construya una cámara de captación cerrada (MARINOF 2001). Además, es igual de importante la realización de acuerdos comunales para evitar la contaminación de la fuente, por ejemplo: prohibir el acceso de ganado al manantial y/o lavar ropa en él. Esto se puede lograr mediante el establecimiento de cercados o vallas alrededor del manantial y con la vigilancia permanente por parte de la comunidad para el cumplimiento de acuerdos. Es importante realizar intervenciones de concienciación previas en la comunidad para asegurar su implicación. Los tanques de almacenamiento deben tener la capacidad adecuada a los requerimientos de la comunidad y también deben permanecer impermeables, tapados y con el interior en oscuridad.
En estos sistemas, la captación y el acarreo manual de agua son trabajos pesados que suelen recaer en mujeres y niños, que muchas veces traen consecuencias a su salud, además de que limitan sus oportunidades de ir a la escuela o de realizar otros trabajos, por lo que es muy importante buscar sistemas que faciliten este trabajo, así como incentivar la participación de los hombres en este tipo de labores. Cuando estos sistemas estén en lugares aislados, por lo que pueden representar riesgos para la seguridad especialmente para las mujeres, hay que dar prioridad a estrategias para conducir el agua a lugares más accesibles.
Dependiendo de la calidad de las fuentes y los métodos de extracción, transporte y en su caso almacenamiento, las condiciones de limpieza y salubridad del agua son muy variables, por lo que se recomienda a la población, incluir tratamientos sencillos para la potabilización en casa, como ebullición, cloración, desinfección solar, filtros de cerámica, filtración de bioarena y luz ultravioleta, para garantizar agua segura para consumo humano (SCHILLER 2013).
El manejo manual del agua desde su fuente o de una cisterna colectiva intermedia es muy común en diversas áreas rurales de México, aunque no está lo suficientemente documentado. Los manantiales tienden a encontrarse en zonas montañosas, mientras los reservorios pequeños de agua subterránea suelen estar cerca de lagunas y ríos donde el manto freático es poco profundo. En la meseta purépecha, las comunidades de la cuenca alta aprovechan pequeños manantiales desde donde acarrean el agua hasta el punto de uso. Debido a que muchos de estos manantiales son de pequeño caudal, la cultura del agua en las comunidades de la región ha buscado la cosecha de agua de lluvia como complemento. En las localidades del municipio de Cherán, se dividen los manantiales o los horarios de uso, según el tipo de aprovechamiento: para consumo humano, para lavar y como abrevaderos (ÁVILA 2008).
Es un sistema que se puede aplicar a casi todos los escenarios existentes en zonas rurales de México, con la excepción de poblados de hasta 2500 habitantes con disposición de agua suficiente, y que además cuentan con capacidades y recursos, en el que cualquier otro de los sistemas de agua planteados se adaptará mejor a las necesidades de suministro de agua de la población. Algunos ejemplos de este sistema se encuentran en las localidades Yebucibí y Mextepec, Almoloya de Juárez en el Estado de México (correspondientes al escenario de poblados con escasa disposición de aguas y sin recursos), donde el sistema de agua entubada fue suspendido por falta de capacidad para cubrir los costos de suministro y se sustituyó por la excavación de pozos familiares de poca profundidad (10 metros en Yebucibí y hasta 17 metros en Mextepec), con extracción de agua por medio de poleas de manipulación manual en la mayoría de los casos. Otro ejemplo común, es en las localidades con casas dispersas con escasa disposición de agua y sin capacidades ni recursos, como los ejidos El Sitio, Jesús María y El Hospital del municipio de Villa Victoria, donde los pozos utilizados tienen una profundidad de entre 8 y 10 metros, comúnmente con extracción manual con polea, aunque las instalaciones de algunos pozos se encuentran a cielo abierto y sin brocal de protección (CHÁVEZ et al. 2013).