Este tipo de escenario corresponde a comunidades que no tienen un centro poblado determinado y cuyas casas se encuentran aisladas entre sí, con distancias de entre 100 a 500 metros. Se trata de poblaciones aisladas, ya que no hay centro urbano de otra comunidad, ciudad intermedia o cabecera municipal a menos de 10 kilómetros, donde se cuente con servicios, comercios y vías de comunicación. Se ubican en regiones de menor precipitación pluvial (menor a 1000 mm anuales), en zonas específicas de todo el país, pero con mayor frecuencia en los estados del norte como Durango, Aguascalientes y Zacatecas (SEMARNAT 2016), así como Tlaxcala e Hidalgo. Los cuerpos de agua cercanos ofrecen escasa disposición de agua, debido a razones como ser de pequeñas dimensiones, haber perdido su caudal en los últimos años o estar fuertemente contaminados; además, tienen suelo rocoso difícil de perforar. Estas comunidades solo tienen acceso al agua para uso personal y doméstico en época de lluvias, con duración variada según la región. El resto del año tienen necesidad de utilizar otras fuentes de agua para satisfacer sus necesidades, con sobrecargas de trabajo para transportarla, que generalmente recaen en las mujeres y los niños.
En el contexto social, tienen vínculos familiares fuertes, pues desde su orígen se han ido constituyendo como comunidad a partir del crecimiento de algunas familias y la llegada esporádica de otras nuevas. Las condiciones de aislamiento en las que viven motivan a unir sus fuerzas para poder enfrentar sus problemas, lo que se traduce en una fuerte disposición a participar en los asuntos públicos (HOPENHAYN 2007). Este elemento de cohesión se observa especialmente en comunidades con un orígen indígena y, por lo tanto, con una creencia en su propia cosmovisión basada en sus costumbres, idioma y tradiciones. Estas comunidades están habituadas a producir o hacer mejoras de forma colectiva, tales como caminos, limpiar terrenos o abrir canales de riego. No suelen tener conflictos de tenencia de la tierra, ni religiosos, ni de cualquier otra índole. Se mantienen unidos frente a las autoridades y muestran una preocupación por todos los integrantes de la comunidad (CONAGUA 2016).
La experiencia de SARAR indica que, aunque no tienen conocimiento de tecnologías nuevas, están dispuestos a conocerlas si se les brindan opciones para mejorar sus condiciones de vida. Aceptan las propuestas novedosas, las vinculan a su vida cotidiana y asumen los compromisos necesarios para hacerlas funcionar y darles mantenimiento, sobre todo cuando se trabaja con ellos un proceso de análisis de la problemática, de identificación y definición de opciones, y se toman decisiones de forma compartida, lográndose una apropiación de los acuerdos.
Abajo se presenta una selección de sistemas de agua y saneamiento que pueden ser apropiados en situaciones como ésta, sin embargo, antes de tomar una decisión de cuál sistema seleccionar, se debe llevar a cabo un proceso participativo con la comunidad, considerando además la viabilidad técnica, la infraestructura existente, la viabilidad ambiental y financiera, la disponibilidad de recursos económicos y materiales, y las capacidades necesarias para la operación y mantenimiento. La cosecha de agua de lluvia;es uno de los sistemas de abastecimiento de agua más recomendados en el caso de casas dispersas, especialmente en combinación con sistemas de fuentes pequeñas protegidas con acarreo manual;a nivel familiar, asegurando el tratamiento y manejo seguro en el hogar. También se pueden considerar los sistemas de abastecimiento comunal por gravedad con tratamiento;o sin tratamiento, cuando las casas no están tan distantes entre sí y cuando la evaluación económica del proyecto es positiva. Cuando las viviendas se encuentran en un punto inferior a la fuente y por tanto, el agua debe ser impulsada por bombas, especialmente cuando no se cuenta con otras fuentes de agua cercanas, es necesario considerar un sistema de abastecimiento comunal por bombeo, con tratamiento;o sin tratamiento, dependiendo de la calidad del agua. Sin embargo, estos dos sistemas requieren de una gran inversión, así como de una continua operación y mantenimiento.
El sistema de saneamiento de cámara simple, especialmente con uso de la excreta para relleno y cubierta, conocido como SaniHuerto (ArborLoo) es muy recomendable para las comunidades con casas dispersas, debido entre otros factores a que tienen espacio para cavar nuevas cámaras, cada vez que sea necesario. Por la característica de escases de agua de este tipo de comunidades el sistema de cámara sin agua ni producción de lodos es muy recomendable pues limita la posibilidad de inundaciones y el consecuente desborde de las cámaras y al mismo tiempo genera la oportunidad de utilizar los humos como acondicionador del suelo. Por las capacidades y recursos que cuentan estas comunidades también pueden instalar el sistema sin agua con separador de orina, que requieren de la disposición de la población a adoptar nuevas prácticas sanitarias y el manejo adecuado de las excretas, así como su uso en las actividades agrícolas. De la misma forma son recomendables los biodigestores, cuando la comunidad cuenta con los recursos económicos necesarios y/o tienen capacidad de gestión ante instituciones públicas o privadas.