Las cámaras de deshidratación sirven para recolectar, almacenar y secar (deshidratar) las heces (TILLEY et al. 2018). En ausencia de humedad, se produce una reducción significativa de los patógenos que contienen las heces y la materia obtenida puede ser reutilizada como abono en procesos agrícolas (CONANT y FADEM 2011). Es necesario cuidar el diseño de la cámara para que el proceso de deshidratación funcione adecuadamente, asegurándose en especial de que la cámara esté bien ventilada y no deje entrar o permear la humedad desde el exterior (TILLEY et al. 2018).
Las cámaras de deshidratación forman parte de los conocidos sanitarios ecológicos secos. Estos pueden comprender una o dos cámaras de deshidratación. En los modelos de una sola cámara, la materia fecal no se acumula directamente en la cámara sino en contenedores removibles para que el sanitario pueda ser usada continuamente (DABBAH et al. 2015).
En los modelos de dos cámaras, las heces se deshidraten en una cámara mientras se llena la otra. Cuando una está llena, la taza del sanitario seco con desviación de orina se traslada a la otra. Mientras la segunda cámara se llena, las heces de la primera cámara se secan y disminuyen su volumen. Cuando la segunda cámara está llena, la primera es vaciada y puesta en servicio nuevamente. En ausencia de humedad y de orina, las heces se secan rápidamente, y así los microorganismos no se pueden reproducir, los patógenos son destruidos y los malos olores se minimizan. Para evitar moscas, minimizar malos olores y fomentar el secado, debe usarse una pequeña cantidad –más o menos de una o dos tazas-- de tierra seca o aserrín con ceniza o cal y/o carbón (bio-char), para cubrir las heces (TILLEY et al. 2018).
Cada tecnología tiene ventajas y desventajas en cuanto a costos (DABBAH et al. 2015). En México, en las zonas rurales de Oaxaca, Querétaro, Chiapas, el modelo de cámara doble es más común tanto en el contexto doméstico como en el contexto institucional (escuelas, centros comunitarios) porque ofrece un mayor período de almacenamiento y deshidratación (DABBAH et al. 2015) y tiene una vida útil prácticamente ilimitada (TILLEY et al. 2018). Además, las cámaras de deshidratación dobles representan un menor riesgo para la salud en caso de mal manejo porque las “heces” salen más secas y contienen una cantidad menor de patógenos (TILLEY et al. 2018). Sin embargo, en ciertos proyectos, se ha optado por construir sanitarios con una sola cámara debido a la falta de espacio o/y a la limitada disponibilidad de recursos económicos (DABBAH et al. 2015). En estos casos ha resultado mejor utilizar contenedores para poder remover el material fecal para vaciar en un contenedor –“popostero”-- para reposar hasta un año o más.
El diseño de la cámara de deshidratación varía según si es simple o doble. En los modelos de cámara simple, la materia fecal debe poder moverse rápido y fácilmente, por lo que suele recolectarse en contenedores. La cámara funciona en realidad como una especie de bóveda, por lo que se puede colocar debajo del suelo (DABBAH et al. 2015). Las cámaras de deshidratación doble están diseñadas para recibir las heces de manera alternada. Suelen colocarse, en la superficie del suelo, debajo de la interfase del usuario (DABBAH et al. 2015), pudiéndose construirse dentro del baño o como una estructura separada (TILLEY et al. 2018). Como las cámaras deben ser totalmente herméticas, se recomienda construirlas de ladrillo o block repellado o de concreto para evitar que la escorrentía superficial las penetre (TILLEY et al. 2018). Deben contar con un tubo de ventilación para remover la humedad de las cámaras y los malos olores. Se recomienda pintar el tubo de negro para que cuando se caliente con el sol, los gases sean succionados y colocar al final un capuchón y una malla para evitar la entrada de insectos (GRANADOS 2009). Para facilitar el flujo del aire desde la cámara hacia el exterior, se debe de evitar usar cocos de 90°.
Para eliminar los patógenos de las heces, la Organización Mundial de la Salud recomienda un tiempo de almacenamiento mínimo de seis meses si se usa ceniza o cal como material de cubierta (tratamiento alcalino); en caso contrario, el almacenamiento debe ser al menos de un año en climas cálidos (> 20 °C en promedio) o de año y medio a dos años en climas más fríos. También se debe evitar añadir un exceso de cal para que el residuo se preste a mezclar con tierra para fines agrícolas.
Para calcular las dimensiones de la cámara, es necesario tomar en cuenta el material de cubierta, el flujo de aire, la distribución desequilibrada de heces y sobre todo el número de usuarios (GRANADOS 2009; TILLEY et al. 2018). Se estima que una persona requiere alrededor de 50 l de volumen de almacenamiento cada seis meses (TILLEY et al. 2018). Adicionalmente, se recomienda que la cámara tenga una altura mínima de 60 a 80 cm y que las compuertas son suficientes amplias para agilizar el proceso de vaciado o para extraer los contenedores (TILLEY et al. 2018). Se recomienda que, si la puerta de la cámara es metálica, que esté colocada en un lugar donde reciba luz solar para fomentar la deshidratación de las heces (DABBAH et al. 2015). En zonas muy húmedas, es posible recubrir la tapa de la cámara con una lámina de acero galvanizado y pintada de negro para acelerar el proceso de deshidratación (ESREY et al. 1998). Este tipo de diseño se ha utilizado en México en el Estado de Querétaro, en la Sierra Gorda (HIERONIMI 2009).
Las cámaras de deshidratación pueden instalarse casi en cualquier contexto de áreas rurales, debido a que sólo requiere un terreno pequeño, minimiza los malos olores y es de fácil uso. Sin embargo, es solo posible instalar este sistema cuando se cuentan con recursos y capacidades. Su uso es adecuado en sistemas de saneamiento con separación de orina y se pueden implementar en zonas rurales alejadas porque sólo requieren de materiales de construcción comunes. Las cámaras de deshidratación presentan la ventaja de ser apropiadas para las zonas que enfrentan condiciones naturales difíciles, tales como zonas rocosas y con escasez de agua, o bien áreas que se inundan con frecuencia, áreas donde la capa freática es alta, ya que se construyen sobre la superficie del suelo y están diseñadas para ser resistentes al agua (TILLEY et al. 2018).
Idealmente, se deberían considerar en casos de escenarios de casas dispersas o poblados con capacidades y recursos, tanto con suficiente agua como con escasa. En México existen diversas experiencias en zonas rurales, en la Península de Yucatán y la sierra de Oaxaca o en comunidades en la cuenca alta de Morelos (por ejemplo San Juan Tlacotenco, Nepopualco característico del escenario de poblados con escasa disposición de agua, con capacidades y recursos), principalmente vinculados a proyectos de organizaciones de la sociedad civil. Este tipo de tecnología exige un interés por desarrollar habilidades nuevas y una capacidad a organizarse para proceder al vaciado y traslado de la materia fecal en el momento adecuado. También existen muchas experiencias de baños secos abandonados por falta de un proceso social que acompañe y genere las capacidades necesarias a la implementación de las tecnologías.
Las cámaras de deshidratación pueden ser una tecnología limpia, cómoda y fácil de usar. Cuando las cámaras se mantienen secas, normalmente no se generan problemas de malos olores ni moscas u otros insectos. Después del tiempo de almacenamiento recomendado, las heces deben de estar muy secas y resultan relativamente seguras de manejar, siempre y cuando no se mojen. Aunque siempre mantiene un riesgo para la salud, éste es bajo (TILLEY et al. 2018). El riesgo asociado con el manejo de la materia fecal puede resultar mayor en cámaras simples que en cámaras dobles, ya que no permiten que las heces se deshidraten lo suficiente antes que sean retiradas y cuando el contenedor lleno necesita ser vaciado, las heces en la parte superior todavía están frescas (TILLEY et al. 2018). Sin embargo, un sistema de una cámara con varios contenedores sellados que se puedan alternar, puede ser una alternativa segura, viable y más económica que un “baño” más grande para acomodar dos hoyos para 2 tazas o estar cambiándola taza de lugar.
Para garantizar el buen funcionamiento de esta tecnología, se debe formar a los usuarios para que aprecien sus beneficios y entiendan cómo opera. Aunque las heces secas si se manejan correctamente, representan poco riesgo para la salud, ciertos usuarios pueden tener una resistencia a manejarlas, lo cual implica palear las heces secas o mover y vaciar los contenedores (DABBAH et al. 2015). Por eso es importante trabajar con los usuarios para entender sus percepciones, responder a sus inquietudes y lograr la buena aceptación de la tecnología.
En una cámara de deshidratación, las heces se secan, pero no se degradan. Lo mismo ocurre con los materiales secos de limpieza (papel de baño), por lo que, si se pretende utilizar el material fecal como abono en el campo sin realizar un tratamiento adicional, se recomienda recolectar y disponer de los materiales secos de limpieza por separado (TILLEY et al. 2018). Otra alternativa es generar un tratamiento de compostaje termofílico o un sitio de almacenamiento externo --“popostero”-- (que evite la entrada de humedad) para completar el proceso de transformación.
Debe asegurarse que no entre agua u orina en la cámara de deshidratación. Si esto sucede, se puede añadir tierra o aserrín adicional para ayudar a absorberla (TILLEY et al. 2018). Una de las ventajas de manejar contenedores es que si ocurre un accidente, por ejemplo cuando alguien por equivocación vacía una cubeta en la fosa, simplemente se retira el contendor y lo sustituye con otro seco.
En cuanto al mantenimiento, se recomienda mover mensualmente con un palo largo para redistribuir la materia fecal y agregar material secante (tierra-ceniza) posteriormente. Cuando hay presencia de moscas y malos olores, es una práctica correctiva muy útil. Debe evitarse la entrada al sistema de productos de limpieza cómo el cloro o jabones a base de sales sódicas.
Para vaciar las cámaras se debe utilizar una pala, guantes y una máscara (pañuelo) para evitar el contacto con las heces secas. Precauciones similares se deben tomar en los casos en que las heces se hayan acumulado bajo el sanitario y sea necesario empujarlas hacia los lados de la cámara (TILLEY et al. 2018).
Transferencia de Tecnología y Divulgación sobre Técnicas para el Desarrollo Humano y Forestal Sustentable. Sanitario Seco
Este manual describe el proceso de construcción de sanitarios secos con desviador de orina, haciendo énfasis en las cámaras de deshidratación que forman parte de estos sistemas. Es de relevancia para comunidades rurales, puesto que fomentan la utilización de materiales disponibles localmente así como algunas prácticas constructivas ecológicas como muros de bajareque.
CONAFOR (2007): Transferencia de Tecnología y Divulgación sobre Técnicas para el Desarrollo Humano y Forestal Sustentable. Sanitario Seco. México: Comisión Nacional Forestal (CONAFOR). URL [Visita: 30.10.2018] PDFDirectrices sanitarias para baños secos
Basado en un contexto latinoamericano, se desarrollan las características de los patógenos, nutrientes y riesgo sanitario relacionado con la utilización de cámaras de deshidratación, así como sus procesos de tratamiento. Incluye una tabla comparativa entre las alternativas de cámara de deshidratación y cámara simple con contenedores en donde se muestran las ventajas y desventajas de ambas alternativas.
MINISTERIO DE LA SALUD (2017): Directrices sanitarias para baños secos. Buenos Aires (Argentina): Boletín Oficial de la República Argentina. URL [Visita: 30.10.2018] PDF