Sanitario seco

La taza o el asiento seco puede usarse con diferentes tipos de tecnologías de recolección y almacenamiento. La combinación más sencilla es usarla con una cámara simple, instalación sanitaria que se conoce como letrina de hoyo seco. Este tipo de instalación es muy común en las zonas rurales México ya que permite disponer las excretas de manera sencilla y económica (GONZÁLEZ 2003). Durante muchas décadas, se han implementado campañas de construcción de letrinas de hoyo seco como una alternativa al fecalismo libre en zonas rurales. Hoy en día, las iniciativas se centran sobre todo en promover el buen diseño y uso de las letrinas para evitar la contaminación de los cuerpos de agua (COLLÍ 2000; GONZÁLEZ 2003). Aunque el asiento seco no permite desviar la orina, puede representar una opción de saneamiento ecológico cuando se utiliza con tecnologías como el Sanihuerto o la fosa alterna, en donde se genera humus a partir de las excretas

El sanitario seco se puede construir localmente con concreto (siempre y cuando haya un proceso de moldeado apropiado disponible). Otras versiones se podrían elaborar con fibra de vidrio (IEPSA), acero inoxidable o porcelana pero esta opción aún no existe en México. Se pueden emplear moldes de madera o de metal para producir varias unidades de forma rápida y eficiente (TILLEY et al. 2018). En cualquier caso, el asiento debe ser de una pieza y con un acabado de las paredes internas lo más liso posible; además, el diámetro interior de la taza debe coincidir exactamente con el orificio de la cámara, para evitar que las heces se acumulen en esta área (UNATSABAR2003).

La base del asiento debe ser del tamaño adecuado para la cámara, para que sea segura para el usuario y que las aguas pluviales no se infiltren en ella (lo cual puede causar desbordamientos) (TILLEY et al. 2018). Para letrinas de hoyo seco, la Organización Panamericana de la Salud recomienda que las dimensiones de la apertura sean de 0,17 m de diámetro en su parte más cercana al borde de la pared, 0,12 m de ancho en la parte más angosta, y la distancia de sus extremos de 0,40 m (UNATSABAR 2003). El orificio de la taza debe cubrirse con una tapa de ajuste hermético para evitar la intrusión indeseada de insectos o roedores. La anchura y longitud de la tapa debe adaptarse al tamaño y la forma del orificio (TILLEY et al. 2018; UNATSABAR 2003). Debe contar, en lo posible, con una bisagra de sujeción, para su cierre automático (UNATSABAR 2003). La taza seca suele colocarse sobre una cámara; si se usan dos cámaras, el asiento seco debe diseñarse de manera que pueda ser levantado y trasladado de una cámara a otra (TILLEY et al. 2018).

Este tipo de interfase es adecuada para los escenarios con escasa disposición de agua, aunque también puede resultar una opción de saneamiento para escenarios de casas aisladas y poblados con una disposición de agua suficiente, pero sin capacidades o recursos, o cuando se desee recuperar los nutrientes contenidos en las excretas para usos agrícolas o de reforestación de predios con espacio disponible para la siembra de árboles (GARDUÑO et al. 2016). 

Como no hay necesidad de separar la orina de las heces, esta interfase es físicamente cómoda y sencilla de usar. Es adecuada para casi todas las personas, (TILLEY et al. 2018). Se utiliza en el sistema de saneamiento de cámara simple y en el de sin agua ni producción de lodo. Dado que los asientos secos pueden fabricarse localmente, son una opción de saneamiento muy económica, además de que pueden diseñarse para satisfacer las necesidades de los usuarios meta (por ejemplo, para niños pequeños) (TILLEY et al. 2018). No requieren tuberías para funcionar, lo que reduce todavía más los costos de capital.

Puesto que los sanitarios secos no tienen sello de agua, los olores pueden ser un problema, dependiendo de la tecnología de recolección y almacenamiento/tratamiento conectada a ellos (TILLEY et al. 2018). En los sistemas de cámara simple, los olores pueden controlarse mediante una adecuada ventilación y echando al hoyo, después de cada uso, una pala jardinera (tipo cucharita) o taza de material secante (tierra y ceniza) o material de cobertura (tierra y hojas). Debido a este problema de olores, los sanitarios secos no siempre han sido bien aceptados. La falta de capacitación en el uso y mantenimiento apropiados en estos sistemas también ha provocado que este tipo de instalación sanitaria sea visto como sucia y poca higiénica, perspectiva muy usual en los contextos rurales mexicanos.

Estas situaciones se deben a un diseño deficiente, una construcción inadecuada y la falta de mantenimiento (BANCO MUNDIAL 2004). Los sanitarios secos pueden ser tan cómodos e higiénicos como los sanitarios de tanque. De hecho, actualmente, muchas fundaciones y empresas están diseñando y/o construyendo modernos y atractivos modelos de sanitarios secos que pueden ser usados en ciudades, para promover su uso entre la población y favorecer el ahorro del agua (EL ESPAÑOL 2018; BIOLAN GROUP s.f.).

La superficie para sentarse o ponerse en cuclillas debe mantenerse limpia y seca para evitar la transmisión de enfermedad patógenas y limitar los olores (TILLEY et al. 2018). El asiento o la losa pueden lavarse con un trapo humedecido con agua o algún otro producto líquido (por ejemplo, vinagre), pero se debe cuidar que el líquido no ingrese a la cámara (LEÓN y PACHECO 2010). No hay piezas mecánicas; por lo tanto, el sanitario seco no necesita reparaciones, excepto en caso de grietas (TILLEY et al. 2018).