Cuando la orina que se desvía en los sanitarios ecológicos secos y/o en los mingitorios ecológicos sin agua, no se puede usar inmediatamente; puede ser almacenada en el sitio dentro de contenedores o tanques para usarla posteriormente como fertilizante en cultivos agrícolas. El tanque de almacenamiento luego debe moverse o vaciarse en otro contenedor para su transporte al punto de aplicación (TILLEY et al. 2018).
El tanque –o tanques- de orina debe ser del tamaño apropiado para poder acopiar la orina que se genera, de acuerdo con el número de usuarios y el tiempo de reposo que se quiere alcanzar para higienizarla. Los tiempos de almacenamiento de orina están dictados por la temperatura a la cual se almacenará y el cultivo para el cual se utilizará como fertilizante. No obstante, toda orina debe ser almacenada al menos durante un mes antes de su uso (TILLEY et al. 2018). Cuando mayor la temperatura del ambiente, más acelerado el proceso de cambio de pH y por lo tanto la destrucción de posibles patógenos en la orina.
Los tanques de almacenamiento de orina son apropiados cuando se producen grandes cantidades de orina y cuando los campos en donde se pretende aplicar se encuentran relativamente lejos del lugar de recolección (TILLEY et al. 2018). En México, esta tecnología no es muy difundida. Se ha implementado sobre todo en centros educativos y comunitarios, como parte de iniciativas de saneamiento ecológico integrales, que contemplan proyectos productivos para mejorar el entorno ambiental y económico de las comunidades rurales. En general, en los contextos domésticos, la orina suele desviarse directamente a los huertos o es almacenada en bidones de 20 l para su uso posterior en el jardín ornamental (ARROYO y BULNES 2005). Incluso, en contextos públicos como escuelas, en donde existe un número importante de usuarios, resulta muchas veces más viable recolectar la orina en garrafas de 20 l que en contenedores más grandes, sobre todo cuando se pretende aplicar el fertilizante cerca del lugar de acopio. En el programa de agua, saneamiento e higiene en escuelas (SWASH) que se implementó en San Miguel Suchixtepec, en el Estado de Oaxaca, entre 2009 y 2011, se instalaron contenedores de orina en la escuela secundaria 131 y en el Bachillerato 99, mientras en el preescolar José Vasconcelos, la orina se almacena en garrafas de 20 l (ROMERO et al. 2015).
Los tanques de almacenamiento móviles deben ser fabricados de plástico o fibra de vidrio, pero los permanentes pueden ser de concreto o plástico. Se debe evitar el metal, ya que puede corroerse fácilmente por el alto pH de la orina almacenada (TILLEY et al. 2018).
En el reposo de la orina, se forma una capa de sales minerales precipitadas (principalmente fosfatos de calcio y de magnesio) en el fondo del tanque. Por eso cualquier tanque usado para almacenamiento de orina debe tener una apertura lo suficientemente grande para poder ser limpiado y bombeado (TILLEY et al. 2018).
Se debe evitar la entrada de aire en el tanque de almacenamiento y los tubos de recolección para evitar olorosas emisiones de amonio --NH₃-- y el escape de este volátil gas, ya que contiene el valioso nitrógeno que ayuda las plantas a crecer (ARROYO y BULNES 2005).
Si el tanque de almacenamiento está conectado directamente al sanitario o mingitorio a través de un tubo, se debe minimizar la longitud de la tubería, para evitar la acumulación de las sales minerales contenidas en la orina. El tubo o manguera debe poseer una pendiente de por lo menos 2% contar con un diámetro de 50 mm (y hasta 110 mm para tuberías subterráneas) y evitar los ángulos agudos. La instalación de tubería también debe ser diseñada a manera que sea fácilmente accesible en caso de bloqueos (TILLEY et al. 2018). Se recomienda que el tanque esté colocado a una altura que permita el drenaje de la orina por gravedad (DABBAH et al. 2015).
En promedio, una persona genera 1.2 l de orina al día, pero esta cantidad puede variar significativamente dependiendo del consumo de líquidos y del clima (TILLEY et al. 2018). Los tanques de plástico de 100 o 200 l resultan bastante adecuado para el almacenamiento de orina en el contexto doméstico (ARROYO y BULNES 2005). En contextos públicos, es mejor almacenar la orina en uno o varios tinacos de 1 100 l (ARROYO y BULNES 2005). En el caso de la escuela secundaria 131 en Oaxaca, se optó por almacenar la orina en 5 tinacos de 1 100 l. cada uno, colocados en serie, lo que permitía un tiempo de reposo de 3.5 meses y con ello una gran disminución de riesgos sanitarios en la aplicación de la orina (CERVANTES 2013).
Los tanques de almacenamiento de orina pueden utilizarse prácticamente en cualquier entorno. Deben estar bien sellados para evitar fugas, pérdida de nitrógeno e infiltración. Pueden ser instalados en interiores, al aire libre, por encima y por debajo de la tierra, dependiendo del clima, el espacio disponible y el suelo (TILLEY et al. 2018). Son más apropiados cuando se acopian grandes volúmenes que no se pueden manejar en contenedores pequeños y/o existen proyectos agrícolas en el ámbito local que requieren fertilizantes. Cuando no hay necesidad de fertilizante o no se prevé la disposición final, almacenar orina en un tanque de almacenamiento puede llegar a ser una molestia y una fuente de contaminación, porque los usuarios no sabrán qué hacer con la orina y la verterán en el primer lugar que encuentren (TILLEY et al. 2018).
Por eso, esta tecnología resulta más apropiada para las comunidades que, además de buscar opciones de saneamiento, tienen el deseo de mejorar sus cultivos y/o su situación económica a través de estos. La reducción de la pobreza alimenticia puede ser un aspecto importante para considerar el uso de la orina en los proyectos de saneamiento, como lo evidencia el proyecto Anadeges que se desarrolló a finales de los ochenta en la Ciudad de México (ESREY et al. 1998).
Los tanques de almacenamiento de orina requieren de un mayor grado de organización comunitaria para proceder al vaciado de estos que los bidones, porque involucra volúmenes mucho mayores. Se pueden aplicar en los sistemas de saneamiento sin agua con separación de orina o en los sistemas de saneamiento con biogás. Por todo ello, resultan especialmente adecuados en asentamientos pertenecientes a escenarios de casas dispersas con capacidades y recursos y con escasa disposición de agua, y en poblados con capacidades y recursos también con problemas de acceso al agua. También se pueden aplicar en los escenarios de casas dispersas con capacidades y disposición de agua suficiente o poblados con capacidades y disposición de agua suficiente, si existe interés en la aplicación de la orina como fertilizante, dado que sus habitantes cuentan con las capacidades necesarias y están dispuestos a asumir responsabilidades. En la escuela secundaria técnica 131, en San Miguel Suchixtepec, en Oaxaca, ha funcionado bien porque existe un comité de seguridad y emergencia, integrado por maestros y alumnos, que se encarga de vaciar los contenedores (ROMERO et al. 2015), así como un acuerdo con un vivero forestal que se ocupa de la recolección de la orina almacenada para su uso como fertilizante.
El almacenamiento por periodos determinados (o establecidos) es la mejor manera de esterilizar la orina sin la adición de productos químicos o procesos mecánicos (TILLEY et al. 2018). Al momento de ser desviada desde el sanitario y colectada, la orina suele tener presencia de patógenos vinculados con la contaminación fecal, pero estudios realizados en Suecia y México han evidenciado que éstos disminuyen durante el almacenamiento (ARROYO y BULNES 2005).
Aunque se ha demostrado que la inactivación de patógenos varía según las condiciones ambientales de temperatura, se considera que el almacenamiento de un mes es adecuado para uso doméstico, ya que los riesgos sanitarios en la aplicación son mínimos, especialmente en regiones en donde el clima es cálido (>20º). Para sistemas de nivel comunitario, el almacenamiento prolongado por más de seis meses ofrece una desinfección casi total, muy necesaria cuando existe una posible contaminación fecal. En climas fríos, como en zonas montañosas, el tiempo de inactivación de los patógenos es más largo y se recomienda hasta seis meses de almacenamiento al atravesar la temporada de invierno (SCHÖNNING and STENSTRÖM 2004).
Por lo general, el riesgo de transmisión de enfermedades por orina almacenada es bajo. Por lo tanto, se recomienda un proceso de sensibilización y capacitación en el manejo de la orina ya que muchas veces se considera a la orina como conductora de gran cantidad de patógenos y con altos riesgos a la salud. Por lo general conviene usar equipo básico de protección como guantes y tapabocas.
Si se vacía el tanque de almacenamiento empleando un camión aspirador, la entrada de aire debe mantenerse en un buen nivel para garantizar que el tanque no implosione debido a la aspiración. Un sedimento viscoso se acumulará en el fondo del tanque de almacenamiento. Cuando el tanque de almacenamiento se vacía, el sedimento suele evacuarse junto con la orina, pero si se usa un grifo y el tanque no se vacía por completo, puede requerir de la extracción del sedimento. El periodo de extracción del sedimento dependerá de la composición de la orina y de las condiciones de almacenamiento (TILLEY et al. 2018).
La acumulación de minerales y sales en el tanque o en las tuberías de conexión (sedimento) se puede quitar manualmente (a veces con dificultad) o disolverse con algún ácido fuerte (24% acético) (TILLEY et al. 2018).
Experiencias de capacitación y construcción participativa de sistemas de saneamiento en México, Oaxaca, Chiapas y Morelos
Desviación de Orina: Un Paso Hacia el Saneamiento Sustentable
En el marco de los objetivos del milenio, se busca identificar la relación y necesidad de la implementación de sistemas de saneamiento con desviación de orina para su aprovechamiento en actividades agrícolas. Se presentan experiencias alrededor del mundo de sistemas descentralizados, así como centralizados, en donde se describe la utilización de tanques de orina (materiales, uso y mantenimiento).
KVARNSTRÖM, E., EMILSSON, K., RICHERT STINTZING, A., JOHANSSON, M., JÖNSSON, H., PETERSENS, E., ...DRANGERT, J. (2006): Desviación de Orina: Un Paso Hacia el Saneamiento Sustentable . Serie de Publicaciones de EcoSanRes, Reporte 2006-1. Estocolmo (Suecia): EcoSanRes Programme and Stockolm Environmental Institute (SEI) URL [Visita: 30.10.2018] PDF