Fosa alterna

Las fosas alternas se cavan a poca profundidad (máximo 1.5 m). Cuando la primera cámara está llena, ésta se deja reposar y mientras el material se degrada y la segunda fosa se utiliza. Idealmente este ciclo debe tomar por lo menos un año. El material en la cámara llena se degradará en una mezcla seca parecida a la tierra (humus), que puede removerse fácilmente de forma manual (TILLEY et al. 2014). Para que el contenido de la fosa se degrade y no huela, requiere de la humedad de la orina y un afluente constante de material de cobertura (tierra y hojas). La tierra debe agregarse a la fosa después de cada defecación (no así después de la orina) y las capas de hojas en intervalos de 15 días a un mes, dependiendo de la riqueza orgánica de la tierra y del uso. Las hojas y la tierra introducen una variedad de organismos, como lombrices, hongos y bacterias, que ayudan en el proceso de degradación, al mismo tiempo que evita los olores. También aumenta el espacio de aire entre el material, lo que permite condiciones aerobias necesarias para el proceso de degradación (TILLEY et al. 2014). Debido a la humedad proporcionada por la orina y el material rico en carbono que se añade (hojas, o residuo vegetal seco) el proceso de degradación se acelera y el contenido está listo para su uso como abono mucho más rápido que en una cámara doble mejorada ventilada VIP (TILLEY et al. 2014). En otras palabras, el proceso al interior de la fosa alterna es biológico, mientras en un VIP convencional es principalmente físico (deshidratación). Este tipo de tecnología no es muy común en México, pero tiene un gran potencial, porque permite el “cierre del ciclo” y el reúso de las excretas con fines productivos (CONANT y FADEM. 2011; ESREY et al. 2001) Es una tecnología bastante sencilla, de bajo costo y fácil de replicar. Ha sido implementada dentro del Programa de Agua, Saneamiento e Higiene en Escuelas - SWASH+ que se llevó a cabo en San Miguel Suchixtepec, en Oaxaca a finales del año 2000 (GONZÁLEZ et al. 2011) y a nivel doméstico en diversos proyectos de saneamiento sostenibles en comunidades en México.

La tecnología de fosa alterna sólo funciona correctamente si las dos cámaras son utilizadas de forma secuencial y no simultánea (TILLEY et al. 2014). Las fosas deben tener de 1.20 a 1.50 m de profundidad, 1 m de ancho, y hasta 1.10 m de largo, con una distancia mínima de 30 cm entre ambas. El borde de las fosas se reviste con un anillo de ferrocemento o concreto. Se puede dejar los muros de la fosa en tierra o revestirlos (dependiendo de la estructura del suelo), pero la base de la fosa debe, permanecer sin revestir. La fosa en uso debe ser cubierta por una plataforma de ferrocemento, concreto u otro material resistente (con un agujero para las excretas y otro para el tubo de ventilación) (CONANT y FADEM 2011), sobre la cual se monta el sanitario seco y la caseta.

A pesar de que las cámaras son poco profundas, cada una puede ser empleada por una familia de hasta seis miembros durante un año o más. La cámara de una fosa alterna puede llenarse en un periodo de 12 a 24 meses, dependiendo de su tamaño y el número de usuarios (TILLEY et al. 2014). La fosa alterna puede usarse para la orina, pero no se debe agregar agua. El exceso de agua fomenta el desarrollo de vectores y patógenos, también llena los espacios de aire del contenido de la fosa, suprimiendo la presencia de oxígeno en el interior impidiendo la descomposición aerobia, que se caracteriza por no oler mal y ser más rápida que la anaeróbica. Se puede usar un sanitario seco con desviación de orina junto con la fosa alterna, pero sólo cuando la tierra no puede absorber suficiente orina o cuando se quiere acopiar la orina por su valor para ser aplicada en cultivos. Se debe contar con un espacio para almacenar el material de cobertura, evitando que se moje durante la temporada de lluvias (TILLEY et al. 2014). En zonas inundables, donde la capa freática es muy alta, la fosa alterna puede elevarse o construirse totalmente sobre el suelo, para evitar la intrusión de agua y la contaminación de acuíferos. Levantar las cámaras también podría ser una opción cuando el suelo es rocoso y compactado y se dificulta excavar (TILLEY et al. 2014). Si el espacio es abundante y no se desea hacer vaciado, otra alternativa de disposición final puede ser un sanihuerto. En este caso, las cámaras no deben revestirse (TILLEY et al. 2014).

Esta tecnología es especialmente relevante para zonas rurales ya que la fertilidad en las tierras de cultivo pude verse favorecida con el uso de material húmico estabilizado como acondicionador. La fosa alterna es especialmente adecuada para entornos con escasez de agua ya que es una tecnología que no requiere agua para funcionar, tal es el caso de las casas dispersas con escasa disposición de agua, con capacidades y recursos o sin capacidades ni recursos. También es una tecnología apropiada para poblados con escasa disposición de agua, con capacidades y recursos o sin capacidades ni recursos. La fosa alterna no debe recibir aguas grises, ya que es sólo para orinar y defecar, además de que es poco profunda y las condiciones deben permanecer aeróbicas para lograr la degradación de la materia orgánica (TILLEY et al. 2014), por lo tanto, el tratamiento de aguas grises se realiza por separado, como lo indica el sistema de cámara sin agua ni sin producción de lodos. Debido a que no es una tecnología muy común en comunidades rurales, el proceso de implementación de ésta debe incluir la sensibilización y capacitación adecuada de los usuarios, así como de quienes realizaran el aprovechamiento del humus resultante. La fosa alterna no es apropiada para suelos rocosos o compactos (difíciles de excavar), ni para áreas que se inunden excepto si las cámaras se levantan (TILLEY et al. 2014). Tampoco debe instalarse en zonas donde el manto freático está a 5 metros del suelo (SARAR TRANSFORMACIÓN 2011).

Al cubrir las heces con tierra, y/o hojas, así como realizando las labores de mantenimiento, las moscas y los malos olores se minimizan. El principio de manejo de la fosa alterna es similar al de la cámara doble mejorada ventilada VIP, pero el proceso biológico al interior de la cámara es muy distinto, con la ventaja de que es mucho más fácil de vaciar y produce un producto más higienizado (TILLEY et al. 2014). Para garantizar el adecuado tratamiento del contenido de la fosa, es importante dejarlo reposar al menos por un año. Eso hace que el material sea más seguro y fácil de manejar (TILLEY et al. 2014). Aun con el tiempo de reposo necesario, el material podría no estar totalmente higienizado y contener algunos organismos patógenos. Por eso se recomiendan capacitar adecuadamente a los usuarios en el manejo seguro de excretas, mediante métodos y barreras, esto es aplicar algunas precauciones al vaciar la fosa y manipular el humus, en particular usar equipo de protección personal, como guantes, tapabocas, zapatos cerrados y ropa de trabajo. Es mejor aplicar el humus en zanjas de 20-30 centímetros de profundidad, cubriéndolas con tierra y sembrar encima (BULNES et al. 2011; OMS 2006). Normalmente la fosa alterna debe ser bien aceptada en áreas rurales y rurales dispersas ya que su utilización en un sistema de cámara sin agua ni producción de lodo es similar a las letrinas que existen más comúnmente. Aunque es fácil de construir y de bajo costo, es importante que los usuarios entiendan los principios de su funcionamiento para su adecuado manejo (BULNES et al. 2011).

Cuando la primera cámara se pone en uso, se debe colocar una capa de hojas en el fondo. Periódicamente se deben agregar más hojas para aumentar la porosidad y la disponibilidad de oxígeno. Después de cada defecación, se debe agregar una pequeña cantidad de tierra, y/u hojas (TILLEY et al. 2014). Para garantizar que los usuarios cumplan con esta indicación, se recomienda disponer un bote con esta tierra, de preferencia con restos pequeños de hojas, en el interior de la caseta sanitaria (CONANT y FADEM 2011; BULNES et al. 2011). A diferencia de la cámara simple o ventilada, que serán cubiertas o vaciadas, el material de la fosa alterna está destinado para ser usado directamente como acondicionador del suelo. Por lo tanto, es muy importante no poner basura (toallas sanitarias, colillas de cigarros, etc.) en la cámara (TILLEY et al. 2014). Es conveniente que el papel higiénico no se deposite dentro de la fosa y se ponga en un bote de basura, sobre todo en instituciones donde el sanitario se usa con mucha frecuencia (BULNES et al. 2011). En ocasiones, el material que se acumula dentro de la fosa forma un cono que debe empujarse hacia los lados de la cámara para optimizar el uso del espacio (TILLEY et al. 2014; CONANT y FADEM 2011).

Se debe usar la fosa hasta que el material acumulado esté a unos 25 o 30 cm de la superficie. Entonces, será el momento de trasladar la caseta y todos sus elementos a la otra fosa. Cuando la cámara llena entra en su etapa de reposo conviene acabar de taparla con una buena tierra y sembrar algún cultivo de temporal para cosechar antes del vaciado para renovar su ciclo. El tiempo que tomará la fosa en llenarse depende de la profundidad de la fosa, así como del número de personas que lo usan y de la frecuencia de uso (BULNES et al. 2011). El vaciado de la fosa alterna es más fácil que el vaciado de otras cámaras; la fosa alterna es menos profunda y la incorporación de hojas hace que el contenido sea menos compacto. El material que se remueve no es ofensivo y presenta una menor amenaza de contaminación. Dependiendo de las dimensiones de las cámaras, el contenido no debe vaciarse más de una vez al año (TILLEY et al. 2014).