Los productos de saneamiento son materiales a los cuales también se les llama “desperdicios” o “recursos”. Algunos productos son generados directamente por las personas (por ejemplo, la orina y las heces), otros son necesarios para el funcionamiento de tecnologías (por ejemplo, agua de arrastre para mover las excretas por las alcantarillas), y otros son generados como una función del almacenamiento o tratamiento (por ejemplo, lodos). Para diseñar un sistema de saneamiento adecuado es necesario definir todos los productos que entran (afluentes) y todos los que salen (efluentes) de cada tecnología de saneamiento en el sistema.
El agua de arrastre es la descargada en la interfase de usuario para transportar el contenido o limpiarlo. Tanto el agua dulce como el agua de lluvia, las aguas grises recicladas o cualquier combinación de las tres, pueden usarse como fuente de agua de arrastre.
Las aguas grises son el volumen total de agua que se genera tras bañarse o lavar alimentos, ropa y utensilios de cocina, pero no de los sanitarios. Pueden contener rastros de excremento (por lavar pañales, higiene personal después de ir al baño, etc.) y, por lo tanto, también patógenos. Cuando provienen de cocinas pueden contener altos niveles de grasas (SUÁREZ et al. 2012). Las aguas grises representan aproximadamente 65% de las aguas residuales producidas en las viviendas con sanitarios.
Las aguas negras son la combinación de orina, heces y agua de arrastre o materiales secos de limpieza. Las aguas negras contienen los patógenos de las heces y los nutrientes de la orina que se diluyen en el agua de arrastre.
Las aguas pluviales es el término general para designar el agua de lluvia que fluye en los caminos y otras superficies antes de fluir hacia tierras más bajas. Es la porción de lluvia que no se infiltra en el suelo.
El biogás es el nombre común de la mezcla de gases liberados de la digestión anaerobia. El biogás está compuesto por metano (50% a 75%), dióxido de carbono (25% a 50%) y cantidades variables de nitrógeno, sulfuro de hidrógeno (ácido sulfhídrico), vapor de agua y otros componentes (MINENERGIA/PNUD/FAO/GEF 2011). El biogás puede ser recolectado y quemado para usarse como combustible (como el propano).
En el contexto de esta caja de herramientas, se refiere a la materia orgánica proveniente de plantas o animales cultivados utilizando el agua o los nutrientes que fluyen a través de un sistema de saneamiento. El término biomasa puede incluir peces, insectos, vegetales, frutos, forrajes y otros cultivos beneficiosos que es posible usar para la producción de alimentos, piensos, fibra y combustible.
La composta es materia orgánica descompuesta que resulta de un proceso controlado de degradación aerobia. En este proceso biológico los microorganismos (sobre todo, bacterias y hongos) separan los componentes biodegradables de los desperdicios y producen un material café negruzco, sin olor y parecido a la tierra. Posee excelentes propiedades de acondicionamiento de suelo y un contenido variable de nutrientes. Debido a la lixiviación y la volatilización, parte de los nutrientes pueden perderse, pero el material mantiene nutrientes y materia orgánica. En general, las excretas o el lodo deben compostarse lo suficiente (de dos a cuatro meses) bajo condiciones termofílicas (55 a 60 °C) para sanitarse y que sea seguro para uso agrícola. La mayoría de las cámaras de compostaje no garantizan esta temperatura, pero suelen lograr una reducción considerable de patógenos.
El efluente es el término general para designar un líquido que sale de una tecnología, por lo general después de que las aguas negras o el lodo han sido objeto de separación de sólidos o de algún otro tipo de tratamiento. El efluente se origina en una tecnología de recolección y almacenamiento, o bien en un sistema de tratamiento semicentralizado. Dependiendo del tipo de tratamiento, el efluente podrá limpiarse completamente o requerir más tratamiento antes de que pueda ser usado o desechado.
Las excretas consisten en orina y heces que no están mezcladas con el agua de arrastre. Poseen un volumen reducido, pero concentran nutrientes y patógenos. Dependiendo de la calidad de heces, tiene una consistencia blanda o líquida.
Las heces se refieren al excremento (semisólido) que no está mezclado con orina o agua. Dependiendo de la dieta, cada persona produce aproximadamente 50 l por año de materia fecal. Las heces frescas contienen aproximadamente 80% de agua. De los nutrientes totales excretados, las heces contienen cerca de 12% de N, 39% de P, 26% de K y de 107 a 109 de coliformes fecales en 100 ml.
Las heces secas son las que han sido deshidratadas hasta que se convierten en un material seco y desmenuzable. La deshidratación se lleva a cabo mediante el almacenamiento de heces en un lugar seco con buena ventilación, altas temperaturas o presencia de material absorbente. Durante la deshidratación ocurre muy poca degradación, lo que significa que las heces secas continúan siendo ricas en materia orgánica. El volumen de las heces se reduce alrededor de 75% durante la deshidratación y la mayoría de los patógenos muere. Sin embargo, existe un mínimo riesgo de que algunos organismos patógenos (por ejemplo, huevos de helmintos: Ascaris sp.) puedan reactivarse bajo ciertas condiciones (ECOSANRES/IAE 2004), particularmente en ambientes húmedos.
El humus es el término utilizado para describir el material húmico, rico en nutrientes y mejorado higiénicamente, que se genera en las tecnologías de doble cámara mediante desecación y degradación. Este producto, similar a la tierra, también es conocido como EcoHumus, un término acuñado por Peter Morgan en Zimbabue. Los distintos procesos de descomposición natural que se llevan a cabo en las cámaras pueden ser aerobios o anaerobios, dependiendo de la tecnología y de las condiciones de funcionamiento. La principal diferencia entre humus y la composta es que los procesos de degradación son pasivos y no están sujetos a una relación C:N ni a un suministro de oxígeno, humedad y temperatura controlado. Por lo tanto, el índice de reducción de patógenos generalmente es más lento y la calidad del producto, incluyendo su contenido de nutrientes y materia orgánica, puede variar de manera considerable. El humus puede verse muy similar a la composta y tener propiedades de suelo bien acondicionadas, aunque siga presentando patógenos.
El lodo es una mezcla de sólidos y líquidos que contiene sobre todo excretas y agua, en combinación con arena, arenilla, metales, basura o varios compuestos químicos. Puede hacerse una distinción entre los lodos fecales y los lodos de aguas residuales. Los lodos fecales provienen de tecnologías de saneamiento in situ, esto es, no han sido transportados a través de una red de alcantarillado. Pueden estar crudos o parcialmente digeridos, ser líquidos o semisólidos, y resultan de la recolección y el almacenamiento/tratamiento de excretas o aguas negras, con o sin aguas grises. Los lodos de aguas residuales se originan en la recolección de aguas residuales de alcantarillas y en procesos de tratamientos semicentralizados. La composición del lodo determinará el tipo de tratamiento que requerido y las posibilidades de uso final.
Los materiales secos de limpieza son sólidos utilizados para limpiarse uno mismo después de defecar u orinar (por ejemplo, papel, hojas, mazorcas de maíz, trapos o piedras). Dependiendo del sistema, los materiales secos de limpieza se pueden recolectar y desechar por separado. Aunque son muy importantes, los productos para la higiene menstrual como las toallas sanitarias y los tampones, no se incluyen en esta categoría. En general (aunque no siempre), deben ser tratados junto con los residuos sólidos generados en el hogar.
La palabra orgánico (organics) se refiere al material vegetal biodegradable (desperdicios orgánicos) que debe agregarse a algunas tecnologías con el fin de que funcionen correctamente (por ejemplo, co-compostaje). La materia orgánica degradable puede incluir, entre otros, hojas, zacates y desperdicios del mercado. Si bien otros productos en esta caja de herramientas contienen materia orgánica, el término orgánico se refiere al material vegetal sin digerir.
La orina es el líquido producido por el cuerpo para librarse de la urea y de otros productos de desperdicio. En este contexto, el producto de la orina se refiere a la orina pura que no se mezcla con agua ni heces. Dependiendo de la dieta, la orina humana recolectada de una persona durante un año (entre 300 y 550 l) contiene de 2 a 4 kg de nitrógeno. Con la excepción de algunos casos poco comunes, la orina es estéril y también ligeramente ácida cuando deja el cuerpo. Es común que se contamine durante el proceso de captura o en la interface sanitaria por contacto con materia fecal (ECOSANRES/IAE 2004).
La orina almacenada es orina que ha sido hidrolizada de manera natural con el tiempo; es decir, las enzimas han convertido la urea en amoniaco y bicarbonato. La orina almacenada tiene un pH de aproximadamente 9. La mayoría de los patógenos no pueden sobrevivir con este pH. Después de seis meses de almacenamiento el riesgo de transmisión del patógeno se reduce de modo considerable.
Los productos de pretratamiento son materiales separados de las aguas negras, las aguas grises o los lodos, en las unidades de tratamiento preliminar, tales como rejillas, trampas de grasa o desarenadores. Las sustancias como grasas, aceites y varios sólidos (por ejemplo, arena, fibras y basura) pueden afectar la eficiencia del transporte o tratamiento mediante la obstrucción y el desgaste. Por lo tanto, la temprana eliminación de estas sustancias es crucial para la durabilidad de un sistema de saneamiento.
El reciclaje de aguas grises como complemento a las estrategias de gestión sostenible del agua en el medio rural
Manejo de lodos fecales. Un enfoque sistémico para su implementación y operación
Completo manual acerca del manejo de lodos fecales, incluyendo definiciones, información técnica y de diseño de sistemas de tratamiento y de transporte, así como usos finales. También incluye capítulos acerca de la operación y mantenimiento de estaciones de tratamiento de lodos fecales, marcos institucionales requeridos y herramientas financieras.
STRANDE L., RONTELTAP M. y BRDJABOVIC D. (2014): Manejo de lodos fecales. Un enfoque sistémico para su implementación y operación. Londres (UK): International Water Association (IWA) Publishing. URL [Visita: 15.11.2018] PDF