Vaciado y transporte manual

El vaciado y transporte manual remite a dos procesos: 1) el vaciado de cámaras de deshidratación [MG1] con cubetas y palas y
2) el vaciado con una bomba manual y portátil diseñada para líquidos (orina) o lodos (por ejemplo, Gulper, Rammer, MDH, o MAPt) (TILLEY et al. 2018).

En aquellos sistemas de saneamiento donde se producen materiales solidos (por ejemplo, el sistema de cámara simple) como lodos[MG4]  no viscosos, heces deshidratadas y humus sólo puede ser vaciada con una pala porque el material es sólido y no puede eliminarse con una aspiradora o una bomba (TILLEY et al. 2018). Las bombas manuales son recomendables para el vaciado de los tanques de orina de gran capacidad (DABBAH et al. 2015) y para los sistemas de saneamiento que producen lodos viscosos o acuosos (por ejemplo, el sistema de tratamientos de aguas negras con infiltración), y en los cuales los usuarios tienen el riesgo de exponerse a vapores altamente tóxicos al vaciar la cámara (TILLEY et al. 2018).

El vaciado y transporte manual es la técnica de conducción más difundida en las zonas rurales México tanto para las heces como para la orina debido ya que la situación económica, de seguridad y de acceso de estas comunidades no hacen factibles las técnicas de vaciado motorizado. Por cuestiones económicas, el vaciado y transporte suele ser realizado por los propios usuarios y/o sus familiares, incluso en contextos en los cuales los sanitarios ecológicos secos son destinados a uso público. En el bachillerato 99 del Instituto de Estudios de Bachillerato en el Estado de Oaxaca, que atiene a cerca de 150 alumnos (municipio de San Miguel Suchixtepec), el vaciado de la orina y heces es realizado cada 6 meses por los alumnos; en el preescolar José Vasconcelos, en el mismo municipio, que atiende a por lo menos 96 niños, los padres de familia llevan cada fin de semana los contenedores de heces a un popostero y los garrafones de orina (20 l) a un depósito donde se almacena durante un mes (ROMERO et al. 2015). Por lo mismo, resultan fundamentales implementar programas de capacitación a usuarios para minimizar los riesgos sanitarios que se presentan durante el vaciado y el transporte de las excretas.

Para el vaciado de la orina, se puede usar las bombas que sirven para la extracción de agua[. Si los recursos económicos son limitados, se pueden construir bombas caseras con varillas de acero y válvulas en una funda de PVC (TILLEY et al. 2018).

Las bombas manuales para lodos (por ejemplo, Gulper) funcionan bajo el mismo concepto que una bomba de agua: la parte baja de la tubería se inserta en la cámara o tanque mientras el operador permanece en la superficie. Conforme el operador empuja y jala la manija, bombea los lodos hacia arriba y luego los descarga a través del caño. Los lodos pueden ser recolectados en barriles, bolsas o carretillas, y ser removidos del sitio sin mucho peligro para el operador (TILLEY et al. 2018).

Una MAPET (siglas en inglés para tecnología manual de vaciado de cámara) consiste en una bomba manual conectada a un tanque de vacío que está montado en una carretilla. Se conecta una manguera al tanque y se usa para succionar los lodos de la cámara. Cuando se gira la manija de la bomba manual, el aire del tanque de vacío se succiona y los lodos pasan aspirados hacia el tanque. Dependiendo de la consistencia de los lodos, la MAPET puede bombear hasta una altura de 3 m (TILLEY et al. 2018).

Para el caso del vaciado manual de la cámara doble, cámara de deshidratación y fosa alterna se deben utilizar palas con brazo corto (50 cm. Incluyendo la agarradera), para su fácil manipulación dentro de la cámara o fosa. Cuando se utilizan contenedores en el sistema de sin agua con separador de orina, se recomienda utilizar contendores de 50 l para las heces deshidratadas y bidones de 20 l para la orina[ (GARDUÑO et al. 2015), sin embargo, se deben considerar las características de los usuarios y las distancias recorridas durante su transporte, para determinar el tamaño ideal de los contendores (NOGAREDA y CANOSA 1998).

El vaciado y transporte manual es una tecnología adecuada para las zonas donde el uso de camiones aspiradores para la recolección de la orina y/o lodos no resulta factible por la falta de solvencia de la población, el aislamiento geográfico de la comunidad o las dificultades topográficas del terreno (TILLEY et al. 2018), así como para lugares en donde se dará tratamiento y/o utilización cercana al sitio de donde fueron recolectados.

Aun cuando es factible realizar el vaciado de la orina o de los lodos mediante bidones o cubetas, el uso de bombas manuales puede representar una mejora significativa para los usuarios o trabajadores que se encargan de esta tarea, especialmente en el caso de contenedores de orina de grandes capacidades o de lodos viscosos o acuosos (TILLEY et al. 2018). Sin embargo, el uso de una bomba manual requiere que los lodos no estén mezclados con desperdicios domésticos, porque se puede obstruir el dispositivo (TILLEY et al. 2018).

Es una tecnología común a cinco de los siete sistemas de saneamiento presentados, como son los sistemas de saneamiento de cámara simple, sin agua ni producción de lodo[, sin agua y con separación de orina, de biogas y de aguas negras con conducción del efluente. El transporte y vaciado manual puede ser realizado por trabajadores o microempresas que cobran por este servicio, pero en las zonas rurales en México, rara vez las comunidades tienen los recursos económicos para delegar el servicio a alguna persona o asociación, por lo que son los propios usuarios que suelen encargarse de esta tarea. Por lo tanto, es adecuada en escenarios de casas dispersas donde la población está capacitada y esta dispuesta a adquirir responsabilidades y en poblados también con capacidades y recursos y , de entre ellos, resulta más idónea para los de casas dispersas y poblados que presentan escasa disposición de agua, por lo que el uso de sanitarios secos cobra especial relevancia, y el vaciado y transporte manual resulta posible al minimizarse los volúmenes de excretas. En muchos casos, puede existir una resistencia hacia el manejo de las heces deshidratadas o frescas, ligadas a la percepción dominante hoy en día de que las excretas constituyen algo sucio. En el caso del albergue Josefa Ortiz de Domínguez, en San Miguel Suchixtepec en Oaxaca, los padres hacen tequio para asegurar el mantenimiento del albergue pero se negaron a vaciar los depósitos de heces de los sanitarios secos cuando se llenaron, a pesar de los programas de capacitación que se implementaron. Cuando los baños se llenaron de excremento, se dejaron de usar (ROMERO et al. 2015). Por eso, es necesario asegurarse de que esta tecnología esté aceptada por la población antes de implementarla en escala.

Los riesgos de salud pueden ser de consideración, de acuerdo con el tipo de excretas que se vacían y transportan: heces secas, frescas u orina. El aspecto más importante del vaciado manual consiste en garantizar que los usuarios o los trabajadores que realizan el vaciado estén debidamente protegidos con guantes y cubrebocas, y en el caso de lodos viscosos o acuosos, con botas, mascarillas y trajes, para evitar el contacto directo con las excretas (TILLEY et al. 2018) ya que estas pueden contener patógenos que generan enfermedades e infecciones.

Cabe señalar que, en México, a diferencia de países como Argentina, no existen lineamientos para el manejo de las heces.

Las bombas manuales para lodos requieren mantenimiento diario (limpieza, reparación y desinfección). Los trabajadores que vacían letrinas manualmente deben limpiar y mantener sus herramientas y su ropa protectora para evitar el contacto con el lodo (TILLEY et al. 2018).

Es una práctica común añadir aceite o productos químicos durante el proceso de vaciado de la cámara para evitar malos olores. Esto, sin embargo, no es recomendable porque causa problemas en las unidades de tratamiento posteriores y genera amenazas a la salud adicionales para los trabajadores. Si el acceso manual a los contenidos de una cámara requiere demoler la losa, puede ser más rentable utilizar una bomba manual para vaciar la letrina. No obstante, las bombas manuales no pueden vaciar toda la cámara y, por lo tanto, será necesario realizar el vaciado con más frecuencia (una vez al año) (TILLEY et al. 2018).