El sanitario de tanque suele ser una interfase hecha de porcelana que se compone de un recipiente en el cual se depositan las excretas y la orina, y de un tanque de agua que suministra el agua para su arrastre (TILLEY et al. 2018). Esta interfase es muy común en México en zonas urbanas y rurales, llegándose a utilizar hasta en zonas que carecen de agua o donde no existen sistemas de saneamiento apropiados para esta tecnología, lo que genera problemas de operación y salubridad.
El sanitario de tanque incorpora un complejo sello de agua para evitar que los malos olores reaparezcan a través de las tuberías. El agua que es almacenada en el tanque sobre la taza del sanitario se libera al empujar o tirar de una palanca o cadena. Esto permite que el agua corra en el recipiente, mezclada con las excretas, para ser desechada (TILLEY et al. 2018). Este tipo de interfase es común en México en zonas urbanas y rurales. Como no genera malos olores y no se ven las heces de los usuarios anteriores, es cómoda para los usuarios y desprende una imagen de higiene. En muchas comunidades, tener acceso a esta tecnología representa un símbolo de modernidad, incluso de estatus, lo que ha llevado a que esta tecnología se instale en lugares que no disponen de un acceso continuo al agua. Dada que el funcionamiento adecuado del tanque requiere de un abastecimiento del agua por gravedad, por ejemplo, desde un tinaco o una fuente elevada, para mantener el abastecimiento de agua, en muchas casas rurales y periurbanas se utiliza la taza sin el tanque y la descarga se realiza con cubetas; por ello, en algunos casos la práctica de la descarga se pueden parecer a las tazas con arrastre hidráulico.
Esta situación se presenta en muchos contextos comunitarios en México. De acuerdo con el Censo de Escuelas, Maestros y Alumnos de Educación Básica y Especial (Cemabe), existen 6 489 planteles de preescolar, primaria y secundaria sin acceso al agua (la mayoría en Chiapas, Guerrero, Oaxaca y Veracruz); 22 555 planteles que tienen acceso al agua por medio de pipas o acarreo (LA JORNADA 2014); 20 447 planteles que no tienen sanitarios y los que tienen sanitarios de tanque, muchas veces no cuentan con agua. Algunos ejemplos son: la Escuela Primaria Rural Comunitaria Benito Juárez en Campeche (TRIBUNA CAMPECHE 2015) y de la Escuela Primaria Vicente Suárez del ejido El Fénix, en Durango (HOLGUÍN 2007). Esta falta de agua en planteles que atienden a más de 100 alumnos diariamente, genera graves problemas de operación y de salubridad.
El sanitario de tanque, comúnmente llamado inodoro o WC, se compone de un tanque y de una taza en la cual se depositan las excretas. Las heces y orina son arrastradas al drenaje o a la fosa séptica gracias a un dispositivo que produce una descarga de gran caudal de agua en tiempo muy corto, dejando nada más que agua limpia en el codo del cierre hidráulico. Este dispositivo de descarga puede ser un tanque o un fluxómetro que controla y dosifica en una sola operación el agua que requiere el dispositivo sanitario para su limpieza (OPS 2012). El tanque está equipado con una válvula de nivel, que corta la entrada de agua cuando llega a un nivel determinado y de un mecanismo de descarga, accionado por el usuario. El tanque puede ser alto (fijado a la pared a una altura de casi 2 metros) o bajo. Por su posición, el tanque alto requiere menos cantidad de agua para funcionar (OPS 2012).
Las tazas modernas usan de 6 a 9 l por descarga, mientras que los modelos más antiguos fueron diseñados hasta para 20 l de agua de arrastre. En México, la empresa Makech ha diseñado una taza de tanque que usa solamente 3.3 l en cada descarga, sin que el usuario tenga la necesidad de jalar la palanca dos o más veces para limpiar la taza, lo que lo hace un inodoro especialmente ahorrador de agua. Las tazas de tanque suelen ser fabricados en serie y distribuidos comercialmente. La gran mayoría están hechos de porcelana aunque existen modelos en fibra de vidrio que pueden resultar menos resistentes.
En México, el diseño de los sanitarios de tanque que se comercializan está regulado por varias normas para evitar el desperdicio de agua en su uso. La NOM-005-1996 (SERMANAT 1997) establece las especificaciones y métodos de prueba que deben cumplir los fluxómetros para válvulas de inodoro. La NOM-010-CONAGUA 2000 (SERMANAT 2003) establece las especificaciones y métodos de prueba que deben cumplir las válvulas de admisión y descarga. Por último, la NOM-009-CONAGUA-2001 (SERMANAT 2001) establece las especificaciones y métodos de prueba que deben cumplir los inodoros, para asegurar el ahorro de agua en su uso y funcionamiento hidráulico. Para simplificar el diseño regulatorio, la Comisión Nacional del Agua ha propuesto reunir estas tres normas en una sola (SERMANAT 2016). Independientemente del diseño del inodoro, se necesita un buen fontanero para instalar el sanitario. El fontanero debe garantizar que todas las válvulas estén debidamente conectadas y selladas, para minimizar las fugas (TILLEY et al. 2018).
El sanitario de tanque no requiere tareas de mantenimiento complejas, por lo que se puede instalar en comunidades que no cuentan con capacidades organizativas complejas, en instalaciones públicas y/o privadas. Sin embargo, esta tecnología tiene importantes limitaciones físicas ya que debe existir un acceso al agua constante para que pueda realizarse el arrastre, por ello resulta más idónea para escenarios de casas dispersas con disposición de agua suficiente y de poblados también con una disposición de agua suficiente u óptima. No es adecuada para comunidades que tienen problemas de abastecimiento de agua y/o tienen condiciones de terreno difícil, como una fuerte pendiente, que dificultan la llegada del agua a las viviendas. En este tipo de comunidades, si el agua llega a la vivienda, la gente preferirá utilizarla para cocinar, beber y lavarse (ESCOBAR 2016).
Es una tecnología aplicable a cuatro de los siete sistemas de saneamiento presentados, como son los sistemas de biogás, de aguas negras con infiltración, de aguas negras con conducción del efluente y de conducción de aguas negras a tratamiento.
Se debe tomar en cuenta que, si el precio del agua es muy alto, la operación de esta tecnología resultará bastante costosa (TILLEY et al. 2018), por lo que en muchas comunidades rurales se acostumbra a utilizar estas tazas, reutilizando el agua de desperdicio del lavado de ropa, trastes y la de higiene personal; así como también aprovechan tazas de segunda mano o abandonadas
Debe existir además una tecnología de recolección y almacenamiento/tratamiento para recibir las aguas negras, sin la cual se contaminará el entorno y los ríos cercanos (TILLEY et al. 2018). En las comunidades rurales de México es frecuente la instalación de sistemas de drenaje comunitarios o municipales, que incentivan la instalación de tazas de tanque, sin considerar sistemas de tratamiento para el efluente. Menos del 50% de las aguas colectadas en drenajes municipales reciben un tratamiento, presentándose los porcentajes más bajos en los estados de Campeche, Chiapas, Hidalgo y Yucatán (DE LA PEÑA et al. 2013).
El sanitario de tanque es una interfase cómoda y segura de usar, siempre y cuando se mantenga limpia (TILLEY et al. 2018). Para que eso ocurra, es importante cumplir con otras demandas que el sanitario, como infraestructura física, lo que trae consigo: agua, papel y productos de limpieza (GARCÍA 2018). El agua es lo más importante de ellas. Sin agua, el sanitario no funcionará de manera adecuada y se generará problemas de salubridad por la acumulación de las heces y la orina en la taza, sobre todo en instalaciones públicas con gran afluencia de usuarios.
Los productos de higiene menstrual deben ser recolectados en un recipiente por separado (TILLEY et al. 2018), por lo que se recomienda disponer botes al lado del sanitario para ayudar a su eficiente operación. La práctica más común en México, especialmente en áreas rurales, es no echar el papel de limpieza anal en la taza, por lo que es importante mantener un recipiente al lado de la taza, y al mismo tiempo prácticas para recolectar y enterrar o compostear el producto. Sin embargo es muy común quemarlo junto con otros residuos desechables.
Aunque el agua de arrastre enjuaga el recipiente de manera continua, el sanitario debe ser limpiado con regularidad para mantener la higiene y evitar la acumulación de manchas (TILLEY et al. 2018). Se necesita mantenimiento para reemplazar o reparar algunas partes mecánicas o accesorios, así como atender la presencia de fugas en el tanque o en la taza (TILLEY et al. 2018).
Tiran 12,5 millones en baños sin uso
No van a escuela porque baños están sucios y falta agua
Proyecto de Norma Oficial Mexicana PROY-NOM-002-CONAGUA-2015, Aparatos y accesorios de uso sanitario
Baños de escuela primaria sin agua
Escuelas Saludables y la Educación sobre Agua, Saneamiento e Higiene Basada en Valores Humanos
Este documento de ONU HABITAT presenta las acciones que se han implementado para mejorar las condiciones de agua y saneamiento en escuelas primarias ubicadas en zonas rurales y periurbanas de los Estados de Veracruz y Chipas. Evidencia que varias escuelas no cuentan con acceso al agua, sino a través de la lluvia y cómo esta situación conduce a problemas de suciedad y malos olores en los baños. Propone como alternativa, la construcción de sanitarios secos.
ONU HABITAT / OPS (2012): Escuelas Saludables y la Educación sobre Agua, Saneamiento e Higiene Basada en Valores Humanos. México: Organización de las Naciones Unidas (ONU) Habitat / Organización Panamericana de la Salud (OPS). Programa Conjunto para Fortalecer la Gestión Efectiva y Democrática del Agua y el Saneamiento en México para el Apoyo al Logro de los ODM (PCAyS). URL [Visita: 05.10.2018] PDF